¡Hacia la revolución económica del individuo!

La crisis actual no puede ser resuelta mediante la espera. «Que nos la resuelvan otros» parece ser la consigna, pero la única posibilidad de resolución a largo plazo deberá pasar por un nuevo modelo soportado en el individuo… Cualquier otra solución sólo será mantener en estado de coma al enfermo.

Las medidas que poco a poco se van proponiendo como superación de la crisis actual ¿son medidas?

Más bien son parches que, lejos de resolver la crisis sólo retrasan el momento de la defunción del moribundo, a costa de colectivizar sacrificios sangrantes. Hasta hace pocos siglos sangrar al enfermo se consideraba la manera de extraer el mal de su interior, la realidad es que sólo se le debilitaba, acelerando el proceso de la enfermedad… Y, he aquí que en la actualidad los «grandes economistas» han retomado esta antigua receta para hacerla suya, convenciéndonos de esperar resultados distintos aplicando la misma técnica. El objetivo es que el modelo económico consolidado tras la Segunda Guerra Mundial, caduco y obsoleto, sobreviva provocando el desequilibrio y la dependencia económica no sólo en los países emergentes, sino también en los países más desarrollados, donde se está cuasi criminalizando una distribución homogénea de renta y beneficios sociales entre todos sus habitantes.

Nos encontramos ante un proceso similar al que vivió el Imperio Romano, dos siglos de decadencia continua e imparable, hasta su desaparición. Dos siglos en los cuales quienes controlaban el poder y la economía sólo intentaron fortalecer las probabilidades de supervivencia de su estatus a costa de todos los habitantes del Imperio. El resultado, la hecatombe abosuta, demográfica, económica, social y cultural en Occidente… ¿queremos repetir este proceso en la actualidad?

Hoy, afortunadamente tenemos tecnología, y una capacidad infinitamente superior de distribuir nuevos conceptos entre los habitantes del planeta. Estos nuevos mensajes, se inician desde los emprendedores y llegarán a otros emprendedores, que esperamos se adhieran a la revolución económica del individuo.

Hemos vivido la economía del imperialismo, del carbón, la revolución industrial, la revolución tecnológica, y ahora tenemos frente a nosotros la revolución económica del individuo. Es el momento de recuperar valores personales de crecimiento, de desarrollo, cultura, creación, ideas, expresión, abrazos, ternura en las relaciones personales y económicas. Desarrollar una economía para el conjunto es el medio de romper el sistema actual donde el individuo ha desaparecido en la masa, donde el único elemento diferenciador es el reconocimiento basado en la acumulación de papeles y objetos. Ese individuo está absolutamente aplastado por tangibles económicos que se pueden comprar, medir y mostrar al mundo, «miradme soy un tío grande porque tengo, porque soy…»

Pero esa no es la respuesta, sólo es la negación de la pregunta sobre el éxito en convertirse en una persona de verdad completa, ilusionada, feliz… Es la negación del individuo a sí mismo, esquivar la pregunta personal individual mediante la expulsión de la duda al exterior a través de la repetición de la frase «miradme lo que tengo y lo que soy…» la repetición de esta frase una y otra vez, una y otra vez lleva al convencimiento de su verdad absoluta. El resultado vital es que realmente no llena el interior; es más se niega la existencia del interior personal e individual, todo existe puertas hacia afuera del individuo quien, no tiene necesidades relacionadas con lo sensible, lo creativo, eso es para débiles o para quienes no tienen otra cosa que hacer…

Hoy, afortunadamente tenemos tecnología, y una capacidad infinitamente superior de distribuir nuevos conceptos entre los habitantes del planeta. Estos nuevos mensajes, se inician desde los emprendedores y llegarán a otros emprendedores, que esperamos se adhieran a la revolución económica del individuo.

Si alguien piensa que los emprendedores serán quienes recuperarán la economía, habrá de tener presente que hoy los emprendedores están aquí para transformar la economía, ser el disparador de la revolución económica del individuo. El emprendedor inicia hoy su andadura realizando una introspección personal que le lleva a identificarse, conocerse, descubrirse y formar su sueño, su propio sueño, individual, propio, personal e intransferible. Desde ese momento comienza su andadura hacia un fin que es el propio individuo. Deja de ser importantes los valores que reconoce la sociedad, pues los valores individuales de autoreconocimiento son más fuertes y más poderosos. Estos valores surgen y se lanzan a la transformación del mundo que es la realización de cada uno de los sueños, para cada uno de los emprendedores. Y he aquí donde surge la fuerza más impresionante del ser humano, una fuerza arrolladora capaz de transformar incluso la realidad, convertir el mundo lleno de clichés en un mundo lleno de oportunidades, de matices, de luces y sombras que se pueden transformar, cambiar y recrear por cada individuo…

Los emprendedores no recuperarán la economía, la transformarán hacia un modelo más individual pero más humano, un emprendedor actual piensa en un modelo todos ganamos, hay suficiente para todos, y actúa de esa manera. El egoísmo destructivo se transforma en un egoísmo constructivo e integrador, la suma de los sueños, la colaboración de los sueños ayudará a que cada uno pueda trabajar por el suyo propio.

Los emprendedores actuales son el ejemplo del modelo que terminarán generando: agrupación de fuerzas con objetivos positivos, desarrollo intelectual, desarrollo personal, desarrollo profesional, fuerza de las ideas, fuerzas inherentes al individuo, capacidad disruptiva, resiliencia, perseverancia, emprendedores de nuevo cuño…

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