Pesadilla en la Oficina

Se dice popularmente aquello de «para muestra un botón», y en nuestro caso para muestra de un proyecto innovador, un reallity show.

Si bien respetando las distancias sobre el objetivo espectáculo, podemos encontrar en el programa Pesadilla en la Cocina, muchos de los ingredientes que se «cuecen» a la hora de afrontar un proyecto de innovación.

Fijémonos en el arranque de estos programas: un negocio identifica, percibe, siente que se encuentra en un punto de no retorno. No hay capacidad de generar un rumbo desde dentro, se encuentra perdido, a la deriva y con una visión de llegar a embarrancar en cualquier momento, sin poder evitarlo.

La llegada del chef, se inicia con un análisis rápido de lo que ocurre frente a los clientes (sala), y de lo que ocurre dentro (cocina). Esta visión permite, junto con su experiencia realizar un análisis global, preliminar de los problemas más graves. Éstos sistemáticamente saltan a la vista de cualquiera externo al negocio, pero resultan la mayoría de las veces muy difíciles de visualizar internamente.

 

 

El siguiente paso que se realiza es el de análisis de las personas y sus relaciones, tanto personales como organizacionales. En muchas de las ocasiones, la necesidad de cambio es necesaria perso resulta imposible, si los participantes no descubren, analizan e internalizan de verdad cómo actúan, ser organizan y sobre todo cómo han provocado, sin intención, la situación presente de su negocio. Esta parte es la más compleja para el éxito del proyecto innovador porque toca el elemento más autónomo y consciente que existe en una organización: las personas. Aquí es precisa la labor de un coach, y de alguna manera así actúa el personaje principal del reallity.

 

El siguiente paso es la organización, la manera de operar, de trabajar, organizarse. Un buen proceso de trabajo, bien diseñado, estructurado y abierto a la mejora continua es, sin duda uno de los factores de éxito en cualquier organización. Es necesario conocer y reconocer qué tenemos que hacer en nuestras rutinas diarias, descubrir cuántas estamos realizando, cuántas no están, cuántas sobran, y de las que están, cómo se pueden mejorar. Esta fase exige la implicación de todo el personal del negocio, y por tanto sólo puede realizarse tras el arranque del trabajo de coaching, pues de otro modo la participación sería insuficiente, e incluso contraproducente.

Por último, se ponen en marcha las innovaciones más materiales: implantación de software, cambio de mobiliario, modificación de la imagen, diseño. Muy acertadamente, esto también ocurre en reallity al final del programa: cuando el equipo ha trabajado en el cambio, lo ha decidido, lo ha internalizado; se procede a realizar las transformaciones más visuales que, consolidan y hacen plástico y tangible el cambio que se ha producido.

 

Es la señal de salida en el que la organización visualiza una nueva etapa, con rumbo, sentido y llena de ilusiones.

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