En la sociedad de la información, para aquellas empresas que buscan invertir en conocimiento, las personas deberán ser el activo más importante; pues a pesar de todos los desarrollos tecnológicos y de gestión de la información que se han vivido en los últimos años, el único medio por el que es posible generar riqueza a través de procesos de innovación, que emplea como materia prima el conocimiento, son las personas.
stockimagesAunque la intención es “sana”, el verdadero “pensamiento” que existe en las organizaciones es: que el activo al que se vincula la propiedad de la empresas de conocimiento es exclusivamente financiero. Son las participaciones en forma de acciones, vinculadas a un valor nominal fiduciario a lo que realmente se les da un valor tangible.
Y de esta manera pretenden extender esa propiedad “financiera” de la empresa a un activo particular: el conocimiento de todos los empleados que la forman, intentando agregarlo a un activo más de la empresa…
Pero ¿Este concepto es válido?
De ninguna manera, es una terrible contradicción en tanto en cuanto el conocimiento existe sólo en los empleados y es titularidad única y exclusivamente de los mismos.
Tanto si se han formado y desarrollado profesionalmente dentro de la entidad, como si se han capacitado fuera de la organización, las personas son los depositarios exclusivos y los únicos capacitados para convertir en riqueza la base de conocimiento.
Siendo así ¿Quién es el propietario? ¿El titular de unas acciones o el depositario del valor de la empresa? Si la propiedad de la empresa se entiende vinculada a los títulos de propiedad, se estará subyugando el valor del conocimiento de cada empleado al diferencial del precio, o lo que es lo mismo: entre el precio de alquiler de ese conocimiento y el precio del salario pagado.
Es decir, importa el margen que la empresa es capaz de lograr con el alquiler del conocimiento, y no el conocimiento en sí mismo.
t0zzCualquier empresa de conocimiento a fecha de hoy tiene que entender que esta contradicción es limitadora del potencial, tanto particular de cada uno de los profesionales del conocimiento como del grupo al que pertenecen, reduciéndose drásticamente la generación de nuevos desarrollos intelectuales, realmente valiosos, basados en intercambio y la gestión del conocimiento. Siempre a través de la catalización de procesos de innovación.
No es válido decir que estamos dentro de una estructura de mercado en la cual el único tipo de propietario es el capitalista y por ende, el objetivo de una organización tiene como fin único la generación del máximo beneficio fiduciario para el grupo de capitalistas.
Si tenemos en cuenta que el activo de la empresa es el conocimiento; un modelo de participación y propiedad de la misma sólo puede ser exitoso a medio y largo plazo cuando esté vinculado a la valoración de las personas y el conjunto de experiencias, formación, aptitudes y capacidades.
Esta vinculación se enriquecerá en el tiempo por una eficiente gestión de las personas y los equipos.
Y sólo el tiempo permitirá generar más valor con el activo conocimiento aportando la dimensión colectiva al conocimiento empresa, un conocimiento endógeno, generado en exclusividad por y para esa empresa en concreto.
Cada organización ha de buscar esta dimensión de conocimiento colectivo, y cuanto mayor y más valiosa sea ésta; mayor crecimiento se generará en los activos particulares, que son los trabajadores, siendo éstos propietarios de un activo de mayor valor.
No quiero terminar esta entrada, sin poner como ejemplo nuestra propia organización, TicTop Sales, somos lo que creemos que debe ser una auténtica empresa del conocimiento.
Apostamos y creemos en el conocimiento, nos orientamos a maximizar el potencial de creatividad de las personas mediante la formación y el intercambio entre los miembros, trabajando por mejorar los niveles de competencia de manera continua, en lo que creemos es sin duda un modelo organizativo exigido en el siglo XXI.
Un modelo organizativo 3.0 cuyo eje son las personas, cuyos beneficiarios son las personas y donde el fin último de la organización es maximizar el bienestar de todas y todos los que formamos parte de la organización, así como el entorno social y ecológico del que formamos parte.
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