Servicios privatizados, la trampa

Parece un argumento irracional, los servicios privatizados son más eficientes que los públicos. El razonamiento, la empresa privada precisa de optimizar los recursos para generar beneficios, de otro modo se ve encaminada a la quiebra.

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La realidad estadística muestra una y otra vez que este argumento es una falacia, todos los servicios públicos privatizados han visto descender la calidad prestada a la vez que han sufrido un incremento de costes para la sociedad.

Y he aquí varios elementos sobre los que es preciso concienciarse, en primer lugar el coste. La percepción de lejanía con lo público se manifiesta con la vinculación del gasto con el gobierno de turno, y no con la sociedad, que es realmente la propietaria de los fondos con los que se pagan los servicios privatizados.

En segundo lugar, el descenso de la calidad deviene por la necesidad de dedicar parte de los fondos recibidos a dos partidas de gasto en las que no precisa incurrir el servici público: la justificación de la privatización mediante acciones de marketing y relaciones públicas; y el remanente de beneficio que la empresa prestataria del servicio, se considera legítimo ha de recibir.

Si partimos de que en el momento de la privatización se argumenta que el dinero dedicado va a ser igual, o inferior (inicialmente), que el dedicado si se prestara como servicio público, y de esa partida reducimos un 15% aproximadamente como beneficio necesario, un 5% aproximadamente en acciones de comunicación para autojustificarse y otro 5% por el sobrecoste de salarios al número de altos cargos que surgen para dirigirla miasma organización, la realidad es que desde el momento uno, la prestación del servicio cuenta con un presupuesto en torno a un 25% inferior al pretendido inicialmente.

Existe además una tendencia perversa, los nuevos directivos suelen tener vinculados bonus al logro de mayores márgenes en la prestación del servicio y, por consiguiente presionan en dos sentidos:

  • presión a la administración para que incremente los fondos destinados a la empresa privatizadora
  • reducción sistemática de costes dedicados a la prestación del servicio, la mayoría de las veces ejecutados por personas ajenas a la propia especialidad del servicio prestado

En poco tiempo, los costes reales para la sociedad se han incrementado, los beneficios de la empresa prestataria se han incrementado y la calidad del servicio prestado a la sociedad ha caído drásticamente, contando con menos material y recursos humanos para mantener la prestación.

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