Las crisis económicas, incluso las más duras, provocan cambios en el concepto de lo político, social y económico. Cambios que son la semilla de la recuperación, a veces..
Los últimos estudios internacionales sobre tendencia emprendedora, han sido demoledores, en España ésta disminuye drásticamente, animo a echar un vistazo a un análisis de los datos: Pincha aquí.
Es chocante como, en un país con un volumen de desempleo tan extraordinariamente alto, la intención de iniciar actividades económicas nuevas no sólo no aumente sino que disminuya de manera tan acentuada y, más aún gran cantidad de los nuevos emprendimientos son de carácter comercial con escaso valor añadido.
Datos como estos ponen en primer lugar, y por su cercanía en el tiempo, en cuestión las medidas para e autoempleo, la innovación y emprendimiento de comunidades autónomas y gobierno. No voy a entrar más en este punto, pero entre otras cosas el complejo sistema de organización territorial es contraproducente para la consecución de una política global orientada a un objetivo compartido. Mucho esfuerzo se pierde por el camino de manera similar a como el agua se filtra por tuberías o escapa por pequeños agujeros en el tránsito del embalse hasta el grifo.
Más preocupante aún, más crítico es identificar que el problema del emprendimiento es social, concretamente educativo. Y lo educativo de transforma sólo sobre períodos mínimos que son de una generación, y más aún, sólo se transforma si hay una visión de cambio, se percibe la necesidad de transformación del modelo, y se trabaja sobre ello.
En España nos encontramos con un modelo formativo que poco o nada impulsa la autoconciencia. La autonomía personal, la percepción de las capacidades personales, el espíritu de conseguir objetivos nuevos y de transformación. Especialmente de transformación, ésta es la palabra clave. Nuestro modelo formativo no enseña a transformar, sólo enseña a prosperar repitiendo pautas y conductas, eso sí perfectamente inculcadas en el subconsciente colectivo.
La sociedad española, se está quedando obsoleta, cual Quijote amante de las tradicionales e idealizadas bondades de la caballería andante.
Quiere esto decir, que una sociedad con un grave problema de desempleo no buscará nuevos modelos, nuevas maneras de transformarse, de buscar nuevas oportunidades. Hemos oído hablar de reformas en proceso, de futuras reformas de leyes del orden de lo laboral, lo financiero. Estas reformas lo son precisamente de forma, no lo son de fondo. Simplemente están transformando el aspecto de bases del modelo, pero no el modelo en sí mismo, con lo cual todo seguirá igual.
Una sociedad se transforma cuando se transforma su modelo educativo, es un cambio lento, pero seguro. La pregunta que hay que hacerse es si aquellos en quienes delegamos la generación de la norma que define este modelo realmente tienen intención e interés en generar una sociedad más autónoma, más libre en los pensamientos, menos dicotómica, más abierta, plural y rica en matices, capaz de identificar rápidamente oportunidades y competente para abandonar todo aquello que, obsoleto ya no sirve. Una sociedad así es totalmente incompatible con el modelo social, político y económico vigente en la actualidad, y son precisamente sus líderes, en quienes hemos delegado las decisiones sobre el modelo educativo.
Demoledor es pues el resultado, se transformará la base normativa, como hemos comentado antes, pero nunca el fondo. Hemos asistido a numerosos enfrentamientos políticos sobre educación, sobre transformación del modelo universitario, pero no se ha percibido un debate real sobre el objetivo que se persigue, sobre la sociedad que se desea construir aportándole o negándole su herramienta de transformación más potente y básica, la educación.
Y, precisamente por la educación recibida, y en la situación actual, nuestra sociedad civil está callada, aletargada, no hay integración ni cohesión para exigir transformaciones reales. Y, esto es así porque nos han enseñado que el cambio no es bueno, más vale malo conocido… Pero si la situación actual no es controlada por la sociedad en su conjunto, será sólo el cambio el que permite que sí se pueda lograr, el que facilitará que podamos exigir un nuevo modelo educativo, un nuevo sistema financiero, un nuevo modelo político.
La sociedad española, se está quedando obsoleta, cual Quijote amante de las tradicionales e idealizadas bondades de la caballería andante. Nuestra aversión al cambio está provocando el fortalecimiento de los pilares más estáticos y radicales para la permanencia y continuidad de la situación presente. Avancemos hacia el cambio, pero comencemos a hacerlo ya! Lo peor que puede ocurrir, entre otras cosas, es que si estás desempleado te animes a ser propio jefe, ¿crees que eso es malo? Dejemos de ver gigantes y empecemos a ver molinos…
Dejemos de ver gigantes y empecemos a ver molinos…